Bienaventurados los mansos.

Mateo 5:5

(RV1960)   Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

(NTV) Dios bendice a los que son humildes, porque heredarán toda la tierra.

(NVI)  Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.

(TLA)  Dios bendice a los humildes, pues ellos recibirán la tierra prometida.

Mansos proviene de una palabra griega que tiene 3 significados:

  1. Gentil: Amable, cortés.
  2. Manso: De condición benigna y suave.
  3. Afable: Agradable, dulce, suave en la conversación y el trato. 

Por lo tanto estas tres primeras bienaventuranzas están completamente entrelazadas, ya que aquellos que son pobres de espíritu y los que lloran, difícilmente serán de un grupo distinto a los mansos de este versículo.

Existió en el AT un gran ejemplo reconocido por Dios, Moisés. Tan manso y humilde que temía en todo a Jehová y este mismo dio testimonio de eso (Numero 12.3). Existen además algunos pasajes con respecto a algunos otros personajes que mostraron mansedumbre en algún momento de su vida, como por ejemplo Jeremías (Jeremías 26.14) y Esteban (Hechos 7.60), entre otros. Pero lejos el mayor ejemplo en todo siempre será nuestro Salvador Jesucristo.

La mansedumbre es una de las principales características de Cristo, de hecho se predijo que Él entraría a Jerusalén de forma humilde, sobre un pollino (Mateo 21.5; Zacarías 9.9). Además, nos hace un llamado a aprender de Él la mansedumbre y no solo aprenderla si no que además, colocarnos el yugo junto con él para ponerla en practica (Mateo 11.29). Pedro en su primera carta también da testimonio de esta gran condición del corazón de Jesús (1 Pedro 2:23). El nos deja una gran enseñanza, Jesús, no se preocupaba de responder o maldecir a alguien, dejaba todo en mano de Dios ya que el seré el que juzgue, cosa que también enseña Pablo a los romanos (Romanos 12:19).

Hay algunas cosas importantes sobre la mansedumbre que debemos revisar:

  1. Debe ser buscada (Sofonías 2:3). De esta forma se advirtió a las naciones que quizás fuesen salvadas de la ira de Dios.
  2. No debemos resistir a crecer o practicarla (Lucas 6:29). En este pasaje Jesús nos indica como unir el amor con la mansedumbre. La enseñanza es clara, si alguien nos hace algún mal, no debemos tomar ningún tipo de represalia en su contra, mas bien debemos amarlo, hacerle bien, bendecirlo y orar por este.
  3. Es un fruto del espíritu (Gálatas 5:22-23). Si no tenemos el Espíritu Santo, difícilmente podremos dominar en mansedumbre la carne, por lo que también será difícil amar a nuestros enemigos, pero teniendo el Amor de Dios en nuestros corazones, si lo podemos hacer. En ese mismo sentido, si no tenemos este Fruto del Espíritu, la tarea será aun mas difícil, por no decir imposible en algunos casos. 
  4. Es esencial en la enseñanza (2 Timoteo 2:25). No debemos enseñar con el garrote si no con amor y paciencia, rogando que aquellos que escuchan, Dios les conceda el entendimiento.
  5. Es esencial al escuchar (Santiago 1:21). Así como se enseña con mansedumbre de esa misma forma debemos oír la enseñanza de su palabra.
  6. Debemos practicarlas con lo hermanos de la fe (Gálatas 6:1). Debemos considerarnos a nosotros mismos (Lucas 6:31) al momento de corregir alguna falta. De esta forma también mostramos andar dignos en Cristo (Efesios 4:1-2; Colosenses 3:12).
  7. Esto es de grande estima delante de Dios (1 Pedro 3:3-4). Esta forma de ser, debe ser nuestro atavío interno, lo externo es solo esa apariencia corruptible, más nosotros como hijos de Dios debemos vestirnos con el ornato incorruptible interno.

Por actuar de esta forma tenemos una gran bienaventuranza, una promesa desde mucho tiempo atrás: "Porque ellos recibirán la tierra por heredad" (Salmo 37.11). Esta es una clara alusión a la promesa entregada por Dios a su pueblo en el AT de darles la tierra prometida. Para nosotros la herencia es algo distinta. Por medio de la fe (Romanos 4:13) se nos promete ser coherederos con Cristo (Romanos 8:17). Así nos transformamos en herederos de Dios (Gálatas 4:7) y en un tiempo no muy lejano, seremos herederos no solo de la tierra, si no que de todo (Apocalipsis 21.7).

No nos queda mas que ser mansos primeramente a Dios y también como el nos enseña, a todas las autoridades, demostrando con esa vestimenta interna, que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo.

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