Bienaventurados los que lloran

Mateo 5:4

(RV1960) Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

(NTV) Dios bendice a los que lloran, porque serán consolados.

(NVI)  Dichosos los que lloran, porque serán consolados.

(TLA)  Dios bendice a los que sufren, pues él los consolará.

La palabra griega que se tradujo por "lloran" denota lamentar, llorar, dolerse, lamentarse o condolerse. Este lamento proviene de reconocerse pecador indigno delante de Dios, dicho de otra forma, proviene de la tristeza piadosa que produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, y que no debe avergonzarnos o traernos algún pesar (2 Co. 7:10).

Cuando un pecador se arrepiente, en él se provoca una reacción de mucho gozo (Lucas 15:7) por alcanzar la salvación, la revelación y ese gran amor de Dios que nos rodea y nos acerca a él, pero por otro lado la tristeza por reconocerse pobres de espíritu, reconociéndonos indignos de tanto amor. Por lo tanto esta bienaventuranza es un complemento de la primera bienaventuranza del sermón del monte (Mateo 5:3). Solo reconociendo como pobres de espíritu podemos pasar al siguiente paso de arrepentimiento. 

Existe promesas o bendiciones para aquellos que tengan un corazón contrito, que según lo define el RAE es el arrepentimiento de una culpa cometida; dolor y pesar de haber pecado ofendiendo a Dios.

  1. Dios se acerca a aquellos de corazón quebrantado, y da salvación a los que están con sus espíritus contritos (Salmo 34:18).
  2. Nuestro espíritu quebrantado es un sacrificio vivo para Dios, por lo cual Dios no se aleja de estos (Salmo 51:17). El quiere vivificar los corazones quebrantados, y vivir con ellos en las alturas. (Isaías 57:15).
  3. Tener esta condición nos permite tener el privilegio de que Dios esté atento a nosotros (Isaías 66:2).
  4. Es importante que esta condición de contrición sea mas importante que mostrar el quebrantamiento externo, esta debe ser una condición profunda de nuestro corazón (Joel 2:13).
  5. Esta tristeza que nos lleva hacia el arrepentimiento, también nos lleva a la vida eterna (2 Corintios 7:10).

Vivir el profundo arrepentimiento nos acerca mas a Dios. Él se acerca a nosotros entregándonos hermosa promesas de las que falta aún una mas que encontramos en el versículo que estamos estudiando: “seremos consolados”.

En el caso de la “consolación”, en griego esta es una palabra compuesta que significa "llamar al lado de uno”, así como cuando alguien esta en un proceso doloroso y uno le dice "ven para acá" y lo abraza. También significa exhortar, consolar, animar, confortar o alentar. La “consolación” es la consolación del perdón y la salvación (Is. 40:1-2). No sólo nos entrega cariño para que se nos pase la pena, si no que nos da el perdón y la salvación a modo de consuelo y de ánimo por el llanto de esa angustia al arrepentirse.

Una de las imágenes que se nos debe venir a la mente es cuando un hijo sufre, por la razón que sea, su madre esta dispuesta para consolarlo por su dolor, lo abraza, lo acaricia, le da palabras de ánimo y hasta le da palabras de una gran enseñanza. De esa misma forma Dios nos consuela (Isaías 66:13). Aquel que de esta forma nos consuela, esta consolándonos en todas las situaciones (2 Corintios 1:3).

De los labios de nuestro propio Salvador salieron frases como "Ten animo, hija; tu fe te ha salvado" (Mateo 9:22) "No llores" (Lucas 7:13). Estas nos muestran la continua preocupación por aquellos que estaban tristes, esto también como cumplimiento de las profecías del AT (Isaías 61:1-3). Cuanto mas, nosotros recibiremos buenas dádivas de nuestro Dios si nos acercamos con un corazón contrito y humillado. En lo presente nos consuela por medio del Espíritu Santo, pero llegará un momento en que el Padre nos consolará por última vez (Ap. 21:4).

Y esta gracia como gratuitamente nos fue dada, nosotros también debemos entregarla a nuestros hermanos y tener una actitud de consuelo (1° Tes. 5:14), tal como Pablo lo recibió por medio de la fe de los hermanos de Tesalónica (1° Tes. 3:7). Hay que recordar el segundo gran mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, el que deja al verdadero cristiano comprometido a consolar a nuestro prójimo.

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